
La actual educación chilena, tanto en su estructura formal como en su sistema de gestión, a la vez que sus métodos y objetivos, planes y programas, se encuentran al centro de candentes debates suscitados desde todos los parapetos ideológicos y partidistas.
En estos debates, algunos han iniciado ataques frontales a la forma y otros al fondo del asunto: desde una educación pobre en infraestructura y desfasada tecnológicamente, que no reúne las condiciones para aprendizajes que rindan provechos a las empresas –idea escondida bajo el concepto de “educación para el trabajo”–, hasta horizontes que rozan la crítica a una educación mecanicista que naturaliza la explotación, genera y potencia desigualdades, limita la creatividad del individuo y construye relaciones jerarquizadas tanto al interior como fuera de las escuelas mediante un efecto retroalimentador del medio social capitalista.
Ante este panorama cada vez más brutal, unos apuestan por una liberalización aún mayor de un “mercado educativo”; otros, por la centralización del sistema en manos de servicios estatales, derivados del principio “Estado Docente”, trinchera que ha servido y sirve para promover la intrusión de los poderes públicos en el aula y en las formas de gestión económica de las escuelas. Ambas apuestas vienen a significar más de lo mismo, aumentando el problema.
Entonces, ¿qué hacer? ¿Cuáles son las posibilidades de desarrollar y construir nuevos modelos o proyectos que sean verdaderas alternativas libertarias a tanto desorden? Y de allí, ¿qué rol le cabe a los individuos, a los trabajadores de la educación en general y a la sociedad en su conjunto?
Es decir, necesitamos clarificar los cuestionamientos que estamos realizando en torno a los valores, principios y formas que asumiría una alternativa anarquista, en la cual los niños, las niñas y jóvenes ya no sólo serán los receptáculos de las concepciones y moralidades del adulto o del técnico.
El texto que tienes en las manos, Educación Anarquista: Aprendizajes para una sociedad libre, se enmarca dentro de las intenciones de la Editorial Eleuterio del Grupo José Domingo Gómez Rojas por ir aumentando de la mejor manera posible el acervo bibliográfico anarquista en las tierras donde vivimos. Ampliar, difundir y (re)descubrir novedosas miradas junto con puntos de vista críticos y a la vez que propositivos, es uno de los objetivos que nos hemos propuesto.
Y no es casualidad entonces que un libro sobre educación anarquista sea el segundo que la pequeña Editorial Eleuterio se empeña en sacar a la luz y que reúne una serie de artículos y textos actuales que han sido publicados en diversos lugares y momentos, que en torno a ideas tales como autogestión, autonomía, enseñanza-aprendizaje, individuo-colectividad, acentúa una gran diversidad de motivos, conceptos, formas y propuestas que apuntan a uno de los temas centrales del anarquismo.
