El iusfilósofo cordobés realiza un trabajo serio, riguroso y profundo, desglosando la estructura funcional tridimensional del sistema de necesidades y capacidades con un estudio interdisciplinar y pormenorizado de las principales teorías y los más importantes pensadores y pensadoras relacionadas con las necesidades y/o las capacidades humanas: en el ámbito de la filosofía (Marx y Martha Nussbaum); desde la antropología (Bronisław Kasper Malinowski, J. Savulescu y N. Boström); en la psicología (Abraham Maslow y Erich Fromm); en la economía (Amartya Sen, Meghnad Desai, M. Max Neef y Julio Boltvinik); desde la sociología política (Len Doyal, Ian Gough y Sabina Alkire); y finalmente, desde el derecho (J. Finnis y María José Añón).
Tras ese análisis, la propuesta propia de Salamanca es toda una detallada descripción de lo que para él son los distintos elementos que conforman la estructura del sistema de necesidades y capacidades del homo sapiens sapiens: a) necesidades/capacidades comunicativas (afectivas) con sus expresiones ecoéstética, ero-económica y político-institucional; b) necesidades y capacidades cognitivas con la aprehensión de la realidad o de los hechos (información), el análisis sistémico de los hechos y la explicación de los mismos; y c) las necesidades y capacidades efectuativas (volitivas) conformada por la liberación de la energía, la autodeterminación y la ejecución histórica.
Asimismo, Antonio Salamanca, desde un plano axiológico o valorativo, y deducido del mismo plano material y práctico de la naturaleza humana, cuestionando así la falacia naturalista, afirma que la producción y reproducción de la vida de los pueblos es el principio ético material universal y crítico de cualquier posición moral relativista y subjetivista, ya que los humanos no podemos escapar de nuestra condición moral biológica y material que es inherente a nuestra naturaleza, porque continuamente estamos obligados a optar entre acciones que producen y reproducen la vida y otras acciones que producen y reproducen la muerte.
Por ello existe un estrato moral biológico sobre el que nuestro autor constata un sistema de valores y disvalores morales de la naturaleza humana: el bio-valor de la comunicación (belleza, amor y justicia/fealdad, odio e injusticia), el biovalor de la verdad (sinceridad, diálogo y conocimiento/engaño, monólogo y dogmatismo) y el bio-valor de la libertad (liberación, autonomía y responsabilidad/esclavitud, heteronomía e irresponsabilidad).